"La mayoría
de los pueblos africanos consideran a las cebras como animales negros a franjas
blancas ¿y tú?"
Todavía recuerdo
la sorpresa, impresión y fascinación que sentí al leer y comprender esta frase.
Es muy curiosa y perfecta.
Aunque sólo sea considerada un simple acertijo para niños.
Lo primero que
haces al tener la frase delante es leerla. Una vez leída te quedas en "standby":
¿y qué pasa con eso? ¿qué quiere decir la frase? ¿a qué viene este rollo? Pero
tras 5 segundos se te enciende una bombilla en tus adentros, en lo más profundo
de tu cerebro. Despiertas, razonas, y te das cuenta de la maravilla que acabas
de leer, de la simplicidad, sencillez e ingeniosidad de la frase leída. Te
quedas sorprendido por todo lo que quiere decir algo tan condensado, y alabas a
la persona que se le ocurrió pronunciarla por primera vez.
¿Qué has hecho
para darte cuenta de la perfección de la frase? Responder a la pregunta que te
plantea la misma. Eso también es sencillamente perfecto. Ella misma te dice lo
que tienes que hacer para comprenderla, lo que debes pensar. Y, entonces, lo
haces.
"¿Las
cebras? ¿Para mí? Pues son animales blancos a franjas negras, obviamente." Y es,
en este momento, cuando vuelves a leer la frase y te das cuenta de todo. De
todo lo anterior. De lo equivocado que estás. De lo tan poco obvio que son las
cosas. De los diferentes puntos de vista de las personas según hayan nacido en
un lugar u otro. "¡Andá! Los pueblos africanos no lo ven así, ven cebras
negras a franjas blancas: ¿por qué? ¡Ah, claro! Ellos son de color y están
acostumbrados a eso. ¡Nunca se me hubiese ocurrido ver a una cebra desde ese
punto de vista!"
Y ahí radica la
genialidad de la frase: en decir de una forma ingeniosa y curiosa que existen diferentes puntos de vista en el planeta, y, sin duda, eligió un
buen ejemplo.
Nada es tan
obvio como parece y ahora, cuando vea una cebra, además de pensar en mi punto
de vista, siempre recordaré la otra cara de la moneda.
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